El
pasado 19 de abril murió en Nueva York Levon Helm, a los 71, que ya
se encontraba en fase terminal de cáncer de garganta. El baterista y
cantante de The Band había estado luchando contra esta enfermedad
desde que le fue diagnosticada en 1998.
The Band fue un grupo mítico
de finales de los 60 y los 70 que comenzó como banda de apoyo de Bob
Dylan en sus giras del 65 y 66, muy polémicas por la elección de
Dylan de dejar de lado la guitarra acústica y coger la eléctrica,
cosa que no convenció a los más puristas del folk.
Más
tarde, en el 68, The Band debutó con su disco Music
From The Big Pink y
en el 69 con The
Band y
en este mismo año participaron en el festival de Woodstock.
En
el 78 Martin Scorsese dirigió un documental sobre el último
concierto del grupo que se llamó The Last Waltz, en el que juntó al
grupo con otros artistas como Eric Clapton, Neil Diamond, Bob Dylan,
Muddy Waters, Van Morrison, Ringo Starr o Neil Young...
1969 vio como los Beatles cada vez se distanciaban más. Si bien es cierto que el intento de Lennon de meter a Yoko Ono en todas las decisiones que debía tomar la banda pudo minar su relación con el resto, esto no era suficiente para separarlos, y por lo tanto no fue la única razón del desgaste de los cuatro de Liverpool.
Era bien sabido que John Lennon ya no estaba a gusto con el grupo. Para él fue una forma de evadirse de los problemas que tuvo en su juventud, de rebelarse contra todo lo establecido y poder liberarse. Cuando conoció a Paul McCartney rápidamente decidió montar un grupo con el, viendo que tenían los mismos intereses musicales y mucho que aprender el uno del otro. Ambos perdieron a su madre en cuestión de pocos años, y eso les llegó a unir mucho más. Pero los motivos de McCartney eran muy distintos. El era un chico estudioso, meticuloso y perfeccionista, muy “académico”, todo lo contrario que Lennon, un teddy boy en aquellos primeros años, más interesado en la música que salía del corazón y no de la cabeza. Quizás por eso hicieron una pareja musical tan exitosa a lo largo de la década de los 60.
Pero a partir del año 66 los Beatles se retiraron de los escenarios y estuvieron separados durante tres meses. En ese lapso de tiempo fue cuando Lennon comenzó a sentir la necesidad de dejar el grupo. Si dejaban de dar conciertos, ¿cuál era su futuro? Era un espacio en blanco gigantesco. Pero pronto se encerraron en el estudio para grabar el álbum Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band. Si bien McCartney estaba totalmente entusiasmado con el trabajo, Lennon entró en una depresión bastante fuerte, motivada por encontrarse en una relación con su mujer Cynthia absolutamente monótona, que había acabado en una falta de estímulos y por lo tanto de amor, al menos por su parte; y por otro lado el fuerte choque de personalidad con Paul, que al contrario que el, se codeaba con la vanguardia artística de Londres. Mientras tanto Lennon cada vez se metía más en si mismo, hasta tal punto que llegó a consumir LSD a diario.
En agosto del 67 los Beatles se llevan otro duro golpe: muere Brian Epstein, su representante, por una sobredosis de drogas. Se sintieron bastante desprotegidos entonces, Epstein no solo era el “pegamento” que los había unido, sino que ellos, como buenos artistas que eran, no dominaban la parte financiera y del negocio musical, con lo cual por esa parte quedaban algo huérfanos. Sin embargo, McCartney no lo vio de esta manera y pronto propuso un nuevo proyecto, mucho más libre y algo extravagante: Magical Mistery Tour, una película sobre un viaje algo lisérgico en autobús sin un argumento definido, que intercalaba las canciones incluidas en el álbum del mismo nombre. No tuvo mucho éxito en aquel momento realmente.
En febrero del 68, en un intento de Harrison de encauzar al grupo, los cuatro se trasladaron a la India por un tiempo para darse a la meditación. Pronto tuvieron problemas: Ringo se tuvo que marchar, su estómago no soportaba la comida india, y Lennon y McCartney usaban el retiro como fuente de inspiración para componer, lo que enfadó a George, que quería que aquello fuera algo espiritual que les alejase de su trabajo. No tardaron mucho en marcharse de allí. Fue ese mismo año cuando Lennon dejó a Cynthia y se juntó con Yoko Ono, que estuvo presente, para desagrado del resto del grupo, en las grabaciones de su siguiente álbum de estudio (y quizás el más brillante de todos): el doble blanco. A pesar de la cantidad de peleas y encontronazos que hubo en las sesiones de grabación (llegaron a tener que grabar en estudios separados e incluso Ringo alguna vez acabó marchándose en medio de alguna canción) los cuatro estaban absolutamente inspirados para escribir, llegando a tener material de sobra para unos cuantos discos más.
Mientras tanto habían creado su empresa Apple, con la idea de montar su propio sello musical, con el que pretendían llevar a la fama a algunos artistas desconocidos que merecían la pena. Además ese mismo año los Beatles hicieron su primera actuación en directo con la canción Hey Jude en el programa Frost On Sunday, que les dio el impulso para programar nuevas actuaciones en directo en la sala London Roundhouse (que luego no se llevaron a cabo). Dieron un giro de tuerca más a este proyecto decidiendo grabar los ensayos con el director Michael Lindsay-Hogg, con el que ya habían trabajado anteriormente. Los Beatles buscaban para estas canciones un nuevo sonido, algo más parecido al rock & roll de los comienzos. Querían interpretaciones naturales, y para ello contrataron a un nuevo productor musical, a parte de George Martin, que se retiró un poco de los estudios, algo dolido por los comentarios que hizo Lennon sobre que no querían sus arreglos, querían un disco sincero, sin ninguno de sus “trucos”. Estos ensayos se llevaron a cabo en los estudios cinematográficos de Twickenham durante el mes de enero de 1969 y fueron bastante complicados para el grupo. McCartney se puso a la cabeza, dando órdenes a todos, incluido el director del documental. Yoko Ono se convirtió en la sombra de Lennon más que nunca, cosa que irritaba a los demás y especialmente a George Harrison, que llegó a abandonar el grupo a mediados de enero, pues sentía que siempre había sido relegado a un segundo plano y que al final sus decisiones tenían menos peso que las de alguien que ni siquiera estaba en el grupo. Finalmente llegaron a un acuerdo, en el que Harrison impuso dos condiciones: no habría conciertos y se dejaría de filmar en Twickenham.
Para continuar las sesiones, que tuvieron lugar en el edificio de Apple, contaron con el teclista Billy Preston, que habían conocido en sus comienzos en Alemania y quien aportó algo más de estabilidad al grupo. Para rematar el documental decidieron subir a la azotea del edificio de Apple y tocar los temas que habían estado ensayando. Fue el día 30 de enero de ese mismo año. Estuvieron tocaron durante más de una hora en lo que podría ser considerado su primer (y último) concierto después de años, y viéndoles tan compenetrados no se podía adivinar la tormenta que les rodeaba ni la que estaba por venir.
Su empresa Apple no hacía más que dar problemas. En un principio estaba ideada para descubrir nuevos talentos, además de como una inversión para ahorrarse pagar los impuestos que debían en el Reino Unido. Como comentó Paul McCartney “Estamos en la feliz situación de no necesitar más dinero. Así que por primera vez los jefes de la empresa no están en ella para ganar dinero”. Esto era muy bonito, pero el dinero volaba a un ritmo vertiginoso entre la adquisición de edificios, los altos sueldos que se pagaba a los trabajadores y los fichajes de artistas. Además, como ya sabían ellos, los Beatles no tenían ni idea de economía, sencillamente gastaban lo que necesitaban y lo cargaban a cuenta de Apple. El primero en reaccionar a esto fue Paul McCartney, al que no se le hizo mucho caso hasta que uno de los contables de Apple se despidió, haciendo un análisis en el cual anunciaba que no tardarían mucho en estar en la ruina. McCartney propuso a Lee y John Eastman, padre y hermano de su futura esposa Linda, dos importantes abogados de Nueva York, como contables, a los que creía más que capaces para sanear el problema financiero que tenían. Pero el resto del grupo desconfió, especialmente Lennon: era dar demasiado poder a Paul. Por eso él se pegó a Allen Klein, un contable neoyorquino conocido por haber llevado la carrera de Sam Cooke e incluso la de los Rolling Stones. Pero también era conocido por sus artimañas algo dudosas para conseguir ingresos por royalties. Aun así, a pesar de su reputación, consiguió camelarse primero a John y Yoko, maravillados por escuchar exactamente lo que querían oír (Yoko era una maravillosa artista, las contribuciones de John a los Beatles eran las mejores…) y más tarde a George y Ringo.
Para ellos los Eastman eran el enemigo: abogados neoyorquinos de clase alta, todo lo que ellos habían rechazado siempre, mientras que Klein había escalado posiciones desde la nada, desde la calle, y esos eran los ideales del grupo. Enseguida firmaron con él, a pesar de las advertencias de su amigo Mick Jagger, que les recomendó que ni se acercasen. Ya Brian Epstein había rechazado hasta darle la mano muchos años atrás, cuando Klein quiso meterse en los asuntos de los Beatles. McCartney sin embargo no firmó y decidió que sus asuntos los llevaría su familia. Entre pérdidas financieras muy importantes, en marzo se casó Paul con Linda Eastman y John con Yoko, ambos por separado. En ese mismo mes George había sido detenido junto a su novia por posesión de marihuana, igual que John y Yoko, asuntos que Klein no pudo solucionar.
A pesar de todos estos problemas los Beatles siguieron juntándose a ensayar y grabar. Decidieron hacer otro disco de estudio, para el cual consiguieron que George Martin volviese a ser su productor, junto con el ingeniero Geoff Emerick, que contaba con Alan Parsons como asistente (que más tarde comenzó su propio y famoso Alan Parsons Project). Grabaron en los estudios de EMI en Abbey Road durante ese verano y el famoso disco salió el 26 de septiembre de 1969. Ese mismo mes tuvieron una reunión en la que Lennon dijo que dejaba el grupo.
Le convencieron de que esperase unos meses, por problemas de royalties, pero el final de los Beatles era ya inminente. Paul comenzó a trabajar en un álbum en solitario a finales de año, tras una depresión de la que logró sacarle su mujer Linda. Pronto comunicó a Lennon que él también quería dejar el grupo, e incluso lo anunció en una auto-entrevista, cosa que irritó al primero: él había fundado la banda, él debía disolverla. Pero el grupo ya estaba más que disuelto, y realmente el último en abandonar fue Paul, después de Ringo, George y John.
Decidieron sacar, junto al documental, el disco de Let it Be, en el que habían conseguido ese sonido tan natural que habían estado buscando. Pero para Klein no era suficientemente comercial, por lo que pusieron el trabajo en manos de Phil Spector, que puso los arreglos que el contable y Lennon pidieron, sin hacer mucho caso a lo que el resto de músicos tenían que decir. Incluso Ringo acabó por echarle de malas maneras del estudio. Pero para cuando decidieron que los cambios no eran de su agrado ya era tarde y el disco salió el 24 de abril de 1970 tal y como Lennon quería. Muchos años más tarde Starr y McCartney editaron un disco llamado Let it Be… Naked, que incluía las canciones de este álbum libres de todo arreglo de Phil Spector.
A McCartney no le fue fácil desvincularse de la empresa Apple, ya que el quería quitarse de encima la influencia de Allen Klein en sus negocios, pero el resto hicieron fuerza para que no se marchase. Sin embargo Paul puso una demanda a finales de 1970 para disolver la banda, algo que tomó por sorpresa al resto. La banda no se disolvió, por contrato, hasta 1975, pero el juez dio la razón a McCartney tras su demanda y puso bajo custodia los beneficios de los Beatles hasta que estos se separasen del todo. Finalmente el contrato con Allen Klein acabó en el 73, y para entonces Starr, Harrison y Lennon ya lo habían denunciado por irregularidades y el contable había tenido que pasar una temporada en la cárcel por asuntos que no tenían que ver con la banda.
Los Beatles se volvieron a juntar en contadas ocasiones para tocar, pero nunca todos juntos. Lennon y McCartney no perdieron su amistad (este último logró reconciliar a John y Yoko en una de sus crisis de pareja) pero no volvieron a escribir nada juntos. Sus carreras se separaron, siempre marcadas por su trayectoria con los Beatles, pero eran cuatro personas distintas, con distintos intereses. ¿Qué habría pasado si no se hubieran separado? Es difícil adivinarlo, era una separación necesaria para cuatro personas que se habían vuelto demasiado dependientes y necesitaban libertad, así como buscar una personalidad propia, más madura que la que les había servido hasta entonces. Lo que sí está claro es que, si hubieran seguido, no habrían producido ni una nota que no fuera aprovechable: hasta en sus peores momentos, cuando los Beatles se juntaban, eran unos genios.